CAPÍTULO 2
Por la mañana alcanzaron el monte Sula,
mientras el sol brillaba detrás de su escarpada cumbre dando un brillo acerado
a las grises piedras.
—¿Tenemos que subir hasta arriba? —preguntó
Nyx con evidente entusiasmo.
Artus asintió mirando hacia la cumbre para
calcular el tiempo que tardarían en ascender por la empinada ladera.
—Pues manos a
la obra —siguió Nyx trepando ágilmente mientras su hermano le seguía más
pausadamente.
—¡Nyx! —le
llamó el mago cuando se adelantó demasiado—. Ve más despacio o te cansarás
enseguida.
—Veo que ya
te vas haciendo viejo, querido hermano —le contestó riendo y sin dejar de
escalar como una cabra.
Al rato tuvo
que parar en un saliente jadeando de fatiga y unos instantes después, llegó su
hermano sin apenas tener acelerada la respiración.
—Parece que
el que se está haciendo mayor eres tú —le dijo sonriendo socarronamente.
—Otra vez
tengo que darte la razón, oh sabio hermano —replicó Nyx entre jadeos.
Artus mostró
los blancos dientes en una amplia sonrisa y sacó algo para comer mientras
descansaban. Cuando Nyx recuperó el resuello continuaron hasta la cumbre.
En la parte
más alta había un pequeño templete de amatista y a él se dirigió Artus sin
vacilar con Nyx pegado a sus talones, pero cuando llegaron a la entrada, Artus
apoyó suavemente la mano en el hombro de su hermano.
—Espérame
aquí.
—¿Es
peligroso? —le miró Nyx preocupado.
—No, no te
preocupes —le tranquilizó el mago—. Es sólo que no estás preparado para este
hechizo.
Le acarició
suavemente la mejilla con su mano fuerte y morena antes de darse la vuelta y
penetrar en el templete. Unos minutos después un intenso resplandor violeta
envolvió el templete y enseguida apareció Artus con un objeto brillante en la
mano.
—¿Qué es eso?
—preguntó Nyx asombrado.
Artus alargó
la mano y le mostró el objeto. Se trataba de una pequeña esfera de amatista y
su hermano la miró alzando una ceja.
—Oh, está
bien. Te lo explicaré —accedió Artus—. Es una de las piezas que abren la
entrada a la Biblioteca de Zarauz. Necesito consultar ciertos pergaminos que
hay allí.
—Nunca había
oído hablar de esa biblioteca —se extrañó Nyx.
—Por
supuesto. Sólo los magos de un nivel… (no es por presumir, ¿eh?) muy elevado,
conocen la existencia de ese lugar —respondió su hermano con fingida
petulancia.
—Ya —sonrió
Nyx—. ¿Y a qué se debe tanto secreto?
—En ella
están encerrados todos los conocimientos de la magia —respondió Artus de nuevo
serio—. Será mejor que prosigamos nuestro camino hasta el próximo templete, en
el lago Lasame.
—¿Está muy
lejos? —preguntó Nyx mientras recogían sus cosas.
—No demasiado
—respondió el mago—. Primero atravesaremos Velsite, después el bosque Foren y
enseguida encontraremos el lago.
Bajaron por
el otro lado de la ladera del monte Sula hasta el camino que llevaba a Velsite
y, después de dos horas de camino, llegaron a un cruce donde se encontraron con
un comerciante que viajaba en una carreta.
—Buenos días
—saludó amablemente— ¿Adónde os dirigís, amigos?
—Vamos a…
—empezó a contestar Nyx pero al momento se quedó sin voz.
—Vamos a
Velsite, a visitar la feria —contestó rápidamente Artus.
—Es lo que
estaba a punto de decirle —prosiguió Nyx recuperada la voz y mirando furibundo
a su hermano.
Éste arqueó
las cejas con una sonrisa de disculpa.
—Yo también
voy allí —dijo el comerciante—. ¿Queréis subir y así podremos entretener el
trayecto charlando?
—-Claro que
sí —respondió Nyx al instante, subiendo a la carreta de un salto.
Artus subió
sonriente, sabía que su hermano no iba a desaprovechar la ocasión de oír las historias sobre los viajes del
comerciante.
—¿Con qué
comercia? —preguntó el muchacho.
—Con pájaros
exóticos —respondió satisfecho el comerciante—. Los he buscado por todo el
mundo y son los más bellos que se pueden encontrar en todo Dunai.
—¿De veras?
—preguntó Nyx entusiasmado—. Me gustaría mucho verlos.
—Si me ayudas
a descargar, cuando lleguemos, los verás —contestó el comerciante astutamente.
Nyx se volvió
dudoso hacia su hermano y éste asintió con una sonrisa.
—Por supuesto
que le ayudaré —afirmó entonces.
El viaje se
hizo corto para el joven escuchando las increíbles historias del viejo
comerciante. Había escuchado boquiabierto las más fantásticas aventuras
mientras su hermano sonreía indulgente ante tamañas falsedades.
Una vez en
Velsite, Nyx contempló fascinado los maravillosos plumajes de las aves que
estaban descargando.
—Jamás pensé
que existieran pájaros con semejantes colores —observó Nyx a las aves admirado.
—Y no existen
—respondió su hermano riendo quedamente —. Están pintados.
—¿Qué? —exclamó
Nyx asombrado—. Pero entonces es un estafador.
—Ya lo creo
—volvió a reír Artus—. Vamos, hemos terminado lo que le prometimos.
—Vaya forma
de tomarme el pelo —refunfuñó el chico alejándose con su hermano.
La feria
estaba llena de puestos que mostraban objetos raros y maravillosos y Nyx pronto
recuperó su buen humor.
—¡Mira eso!
—exclamó tirando del brazo del mago para que se detuviera. Un ilusionista hacía
juegos increíbles con luces de colores.
—¡Es
fantástico! —dijo Nyx fascinado.
—Vámonos
—gruñó Artus tirando de él—. Yo puedo hacer cosas mucho más interesantes.
—Pues nunca
las haces —respondió rápidamente su hermano pequeño.
—No creo que
sean dignas de un verdadero mago —dijo Artus mirándolo con superioridad.
—Siempre me
enseñas cosas prácticas —se quejó—. Si me enseñaras algún truco así, dejaría
boquiabiertos a todos.
—Así que
prefieres que te enseñe hechizos vistosos y espectaculares que no sirven para
nada —le miró con una mueca Artus—. Muy inteligente por tu parte.
—Oh, ya sabes
a qué me refiero —suspiró Nyx exasperado.
—Cuando hayas
aprendido todo lo útil, te enseñaré los adornos más impresionantes que te
puedas imaginar —le prometió el mago con una sonrisa inocente.
—Pues vaya
plan.
Hacia media
tarde, Artus consiguió arrastrar a su hermano fuera de la feria y prosiguieron
su camino hacia el bosque Foren.
Dos días más
tarde, llegaron a la linde del bosque que era enorme y muy espeso. Además, los
árboles eran de lo más variado, había sauces, hayas, robles, castaños e
infinidad de otras especies. Crecían tan juntos que apenas había vegetación que
cubriera el suelo de tierra negra y húmeda. Sólo en algunas partes, un espeso
manto de musgo tapizaba el oscuro suelo.
Los dos
hermanos penetraron en la espesura siguiendo los estrechos senderos y agobiados
por el calor sofocante que reinaba, ya que al ser tan tupido impedía el paso de
la brisa.
Al anochecer
acamparon en un pequeño claro y mientras Artus preparaba el fuego, Nyx sacó las
provisiones y se disponía a preparar la cena, cuando se oyeron a lo lejos una
serie de aullidos apagados, mezclados con gruñidos y rascaduras. Nyx se sobresaltó
y miró alarmado a su hermano.
—¿Qué es eso?
—Supongo que
será una manada de hombres-lobo —respondió el mago sin inmutarse.
—¿Hombres-lobo?
—preguntó el muchacho con los ojos muy abiertos. Después miró pensativo a los
altos árboles que les rodeaban—. ¿Pueden subir a los árboles?
—Mejor que
nosotros —rió Artus, luego continuó cenando tranquilamente.
Nyx le imitó
pero sin dejar de mirar a su alrededor con aprensión. Cuando los sonidos se
acercaron, se levantó y miró a su hermano inquieto.
—¿No crees
que deberíamos irnos de aquí? —preguntó con incertidumbre.
Artus se
acercó a él y le hizo sentarse a su lado.
—¿Es que no
confías en mí? —le rodeó los hombros con su brazo—. Yo nunca permitiré que te
ocurra nada malo.
—No tengo
miedo… si estoy contigo —sonrió Nyx apretando una de las musculosas manos del
hechicero con la suya, mucho más pequeña. Por fin se quedó adormilado apoyado
en el hombro de su hermano hasta que éste le sacudió suavemente.
—Despierta
—susurró—. Ya están muy cerca, tenemos que prepararnos.
Apenas había
conseguido espabilarse cuando reconoció las primeras siluetas que se acercaban
rápidamente. Artus le empujó detrás de él con su mano izquierda, mientras que
con la derecha descargaba un fuego blanco contra el primero de ellos. El
hombre-lobo, envuelto en las mágicas llamas, aulló de dolor y se desplomó. Los
demás, avanzaron intentando rodear a sus víctimas pero Artus lanzó su magia
barriendo la primera fila de monstruos y los siguientes vacilaron un momento,
estudiando la estrategia de ataque. Nyx intentó ver a las bestias, pero su
hermano era mucho más alto y fornido que él y su cuerpo musculoso bloqueaba su
visión.
La manada
avanzó, dividiéndose en tres bloques, pero Artus siempre atento dividió el
fuego en multitud de dagas de luz que arrasaron las filas de los hombres-lobo.
Nyx miraba
fascinado los movimientos felinos de su hermano, girando con una rapidez
cegadora para repeler los ataques, a la vez que controlaba siempre la posición
donde se encontraba el muchacho.
Por último,
se abalanzaron todos los monstruos contra el mago intentando avasallarlo con su
número. Éste retrocedió un paso intentando detener el aluvión y en ese momento,
Nyx oyó un ruido a su espalda y entonces pudo ver bien a uno de esos seres que
parecía un cruce de lobo y hombre. Tenía un cuerpo grande y poderoso, cubierto
de un hirsuto pelo castaño, las manos eran zarpas con uñas afiladísimas y la
cabeza poseía las fauces de un lobo.
La criatura,
que se había escabullido entre los árboles para atacar por detrás, se acercó
lentamente a Nyx sin producir el menor ruido. El muchacho miró un momento hacia
su hermano pero éste estaba muy ocupado luchando con el resto de la manada, así
que sacó su daga y esperó.
Cuando estuvo
bastante cerca, la bestia dio un enorme salto extendiendo las garras para
destrozar a su víctima. Nyx levantó la daga instintivamente, sabiendo que sería
desgarrado por las afiladas uñas; sin embargo, la bestia cayó al suelo con la
daga clavada en la garganta y un ahogado gruñido y Nyx permaneció de pie ileso.
Se miró el cuerpo, atónito por no haber recibido ningún rasguño y entonces
comprendió que Artus había proyectado un escudo protector sobre él, a pesar de
que esto restaba poder a su magia ofensiva.
Mientras Nyx
luchaba con el hombre-lobo, Artus había acumulado poder y lo lanzó en forma de
estallido cegador que diezmó la manada de lobos, haciendo que, los pocos
supervivientes huyeran aterrados. Inmediatamente, el mago se giró para
comprobar que su hermano no estaba herido.
—¿Estás bien?
—le preguntó. Luego viendo al hombre-lobo caído a sus pies le palmeó el
hombro—. Bien hecho, Nyx.
Éste le miró
sin contestar, todavía temblando estremecido por el encuentro con la bestia.
—Tranquilízate
—dijo Artus abrazándole—. Ya ha pasado todo y los dos estamos sanos y salvos
—le apartó suavemente y le guiñó un ojo.
—Vámonos
antes de que sirvamos de cena a alguna otra bestezuela.
Se agachó a
recoger la daga de Nyx que aún estaba clavada en la garganta del hombre-lobo,
la limpió en el áspero pelaje de la criatura y se la entregó a su hermano.
—Guárdala ya
que te ha servido bien.
Hola, Minu la historia se esta poniendo super interesante estoy ansiosa por el siguiente capitulo.
ResponderEliminarbesos
Hola, Ono. Hoy mismo voy a poner el capítulo 3 y espero poner uno nuevo cada día. Besoss.
EliminarME GUSTARIA PODER LEER DESDE EL PRIMER CAPITULO, PARECE MUY INTERESANTE Y A PODER SER PODER BAJARLO PARA PODER LEERLO ININTERRUMPIDAMENTE, TAMBIEN ME GUSTARIA SABER QUIEN ES EL AUTOR PARA SABER SI TIENE LIBROS SIMILARES
ResponderEliminarHola, María Dolores. El primer capítulo está justo debajo de éste y el siguiente lo voy a poner dentro de un rato. La autora soy yo, de esta novela y de todos los relatos que hay en el blog. Tengo algunas historias de este estilo escritas en papel, así que iré pasándolas al ordenador cuando termine ésta. Besoss.
EliminarHola, Minu. Me encanta la relación que tienen estos hermanos, que Nyx sienta que junto a Artus está del todo seguro dice mucho de los lazos que los unen. Nyx es un personaje que enamora, es como un cachorrito, aunque me da la impresión que va a tener que crecer de golpe en esta aventura.
ResponderEliminarYa tengo ganas de seguir leyendo, jeje
Gracias por el capi.
Besos
Hola, Ana. Pues sí que tendrá que madurar un poco, dentro de sus posibilidades, jajaja, tiene un carácter demasiado despreocupado. No te preocupes que esta historia irá rápido, por lo menos, intentaré poner un capítulo nuevo todos los días. Besoss.
EliminarSon tan lindos los hermanos! Espero que aprendan mas magia y mas hechizos chulos *-*
ResponderEliminarJujuju
Hola, Saito. Bueno, Nyx no creo que aprenda mucho, es un negado para la magia, jajaja. Besoss.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias, Billy. No sabes cuánto me animan tus comentarios, y eso es importante porque yo soy de las que si no me están azuzando, me entra la pereza y lo dejo a medias. Y en cambio, me están dando ganas de ponerme a escribir más, jajaja. Besoss.
ResponderEliminarHola minu.
ResponderEliminarVaya despiste que llevo encima, me acabo de dar cuenta de los dos capis, jajaja.
Me ha gustado mucho, esto cada vez se va poniendo mejor y esa capacidad tan maravillosa que tienes para recrearnos esos ambientes, que con sólo cerrar los ojos parece que los estamos viendo, es fabuloso. Me encantan estos dos hermanos y la relacion que tienen, y como Artus protege constantemente a su hermano y lo ingenuo que es en ocasiones Nyx, y la escena del bosque cuando tiene miedo y al final se queda dormido apoyado en su hermano, nose.. me ha encantado.
Muchas gracias por compartirlo con nosotr@s. Marcho al otro.
Besosss
Muchas gracias a ti por comentarlo. Me alegro mucho de que te gusten estos dos hermanos, que yo también les cogí cariño mientras iba escribiendo su historia, jajaja. Besoss.
Eliminar